Somos un grupo de estudiantes de la cátedra Redacción I de la Universidad Nacional de Rosario. Nos apasiona preguntarnos sobre los orígenes de las cosas. Por eso te vamos a estar contando todos los jueves alguna curiosidad.
Shelley Duvall: el verdadero sacrificio detrás de “El Resplandor”
El Resplandor es una película de terror psicológico basada en el libro “The Shining” de Stephen King.
Producida y dirigida por Stanley Kubrick, cuenta la historia de un escritor que enloquece mientras trabaja como cuidador de un hotel en Colorado, acompañado por su esposa y su pequeño hijo con habilidades psíquicas.
Kubrick era conocido por su perfeccionismo y su control absoluto sobre el set. Su objetivo principal era lograr escenas lo más auténticas posibles, pero esa búsqueda generó un ambiente inquietante y desgastante para algunos actores.
Shelley Duvall interpretó a Wendy Torrance, y su rol es uno de los más influyentes de la película. Wendy es la única que pelea por la supervivencia real, mientras Jack se desmorona y Danny se conecta con lo sobrenatural, su actuación real e intensa es lo que hace creíble el terror para el espectador.
Para lograr ese nivel de intensidad, Kubrick utilizó métodos extremos. Exigía que el equipo la ignorara para que se sintiera aislada, y la obligó a repetir escenas hasta 127 veces, como la famosa secuencia del bate.
Años más tarde, Shelley reveló que llegó a contagiarse del terror, incluso sabiendo que estaba actuando, esto debido al estado psicológico al que se sometía en la repetición de escenas tan desgarradoras.
A causa de esa presión, Shelley comenzó a perder cabello por estrés y a sufrir episodios de ansiedad. Ella misma confesó que el rodaje de “El Resplandor” fue una de las experiencias más duras de su vida.
Aunque su actuación fue esencial para el impacto emocional de la película, no fue reconocida ni protegida en su momento. Durante años, el público ignoró el precio personal que pagó por ese rol.
Hoy, El Resplandor es un ícono del cine de terror a nivel mundial. Pero la pregunta sigue vigente: ¿vale la pena una obra maestra si alguien sufre tanto para crearla?